Dolencias significado: qué son, cómo prevenirlas y cómo tratarlas

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En este artículo, te vamos a hablar de las principales categorías de dolencias que existen, y de cómo puedes cuidar tu salud para evitarlas o aliviarlas. También te daremos algunos consejos prácticos y naturales para mejorar tu bienestar y calidad de vida. Si quieres saber más sobre las dolencias, sigue leyendo y descubre todo lo que necesitas saber.

Las dolencias son alteraciones del funcionamiento normal del organismo, que causan malestar, dolor o limitaciones en la vida cotidiana. Existen muchos tipos de dolencias, que pueden afectar a diferentes partes del cuerpo, sistemas o funciones. Algunas son más frecuentes que otras, y algunas son más graves que otras. Pero todas tienen algo en común: se pueden prevenir y tratar, si se conocen sus causas, síntomas y remedios.

Dolencias musculares

Las dolencias musculares son aquellas que afectan a los músculos, tendones, ligamentos o articulaciones. Pueden deberse a causas externas, como traumatismos, golpes, esguinces o fracturas, o a causas internas, como inflamación, infección, estrés o falta de ejercicio. Algunos ejemplos de dolencias musculares son:

  • Lumbalgia: dolor en la zona baja de la espalda, que puede irradiarse a las piernas. Suele estar provocada por malas posturas, sobreesfuerzos, hernias discales o artrosis.
  • Tendinitis: inflamación de un tendón, que une el músculo al hueso. Puede afectar a diferentes partes del cuerpo, como el hombro, el codo, la muñeca, la rodilla o el talón. Suele estar causada por movimientos repetitivos, sobrecargas o lesiones.
  • Artritis: inflamación de una o más articulaciones, que provoca dolor, rigidez y dificultad para moverse. Puede ser de origen infeccioso, autoinmune o degenerativo. La más común es la artritis reumatoide, que afecta sobre todo a las manos, los pies y las rodillas.

Para prevenir las dolencias musculares, es importante mantener una buena higiene postural, hacer ejercicio moderado y regular, calentar antes de practicar deporte, evitar el sobrepeso y el estrés, y llevar una alimentación equilibrada y rica en calcio, magnesio y vitaminas. Para tratarlas, se pueden aplicar medidas como el reposo, el frío o el calor, los masajes, los antiinflamatorios, los analgésicos o la fisioterapia.

Dolencias digestivas

Las dolencias digestivas son aquellas que afectan al aparato digestivo, que se encarga de procesar los alimentos y absorber los nutrientes. Pueden deberse a causas alimentarias, como comer demasiado, demasiado rápido, alimentos picantes, grasos o irritantes, o a causas orgánicas, como infecciones, úlceras, cálculos, intolerancias o alergias. Algunos ejemplos de dolencias digestivas son:

  • Gastritis: inflamación de la mucosa que recubre el estómago, que provoca dolor, ardor, náuseas o vómitos. Puede estar causada por el consumo de alcohol, tabaco, medicamentos, estrés o la bacteria Helicobacter pylori.
  • Estreñimiento: dificultad para evacuar las heces, que se vuelven duras y secas. Puede estar provocado por la falta de fibra, agua, ejercicio o hábito intestinal, o por el uso de laxantes, antidepresivos o analgésicos.
  • Diarrea: aumento de la frecuencia, cantidad y fluidez de las deposiciones, que puede ir acompañada de dolor, cólicos, gases o pérdida de apetito. Puede ser de origen infeccioso, alérgico, intolerante o nervioso.

Para prevenir las dolencias digestivas, es importante seguir una dieta variada, equilibrada y adaptada a las necesidades de cada persona, masticar bien los alimentos, comer despacio y en un ambiente tranquilo, beber suficiente agua, evitar el alcohol, el tabaco y los alimentos que nos sienten mal, y respetar los horarios de las comidas. Para tratarlas, se pueden utilizar remedios como el bicarbonato, el limón, el jengibre, la manzanilla, el yogur o el arroz.

Dolencias respiratorias

Las dolencias respiratorias son aquellas que afectan al aparato respiratorio, que se encarga de intercambiar el oxígeno y el dióxido de carbono entre el aire y la sangre. Pueden deberse a causas ambientales, como la contaminación, el humo, el polen o el frío, o a causas infecciosas, alérgicas, inflamatorias o tumorales. Algunos ejemplos de dolencias respiratorias son:

  • Resfriado: infección viral de las vías respiratorias superiores, que provoca congestión nasal, estornudos, tos, dolor de garganta, fiebre o malestar general. Suele durar entre una y dos semanas, y se contagia por el contacto con las secreciones de una persona enferma.
  • Asma: enfermedad crónica que se caracteriza por la inflamación y el estrechamiento de las vías respiratorias, que dificulta la respiración y produce sibilancias, tos, opresión en el pecho o falta de aire. Puede estar desencadenada por alérgenos, irritantes, infecciones, ejercicio o estrés.
  • Neumonía: infección de los pulmones, que se inflaman y se llenan de líquido o pus, lo que impide el paso del oxígeno. Puede estar causada por bacterias, virus, hongos o parásitos, y se manifiesta por fiebre, escalofríos, tos con expectoración, dolor en el pecho o dificultad para respirar.

Para prevenir las dolencias respiratorias, es importante evitar la exposición a los agentes que las provocan, como el tabaco, el humo, el polvo o los productos químicos, ventilar bien los espacios cerrados, lavarse las manos con frecuencia, vacunarse contra la gripe y el neumococo, y fortalecer el sistema inmunitario con una alimentación sana y rica en vitamina C, antioxidantes y probióticos. Para tratarlas, se pueden emplear medicamentos como los antihistamínicos, los broncodilatadores, los antibióticos o los corticoides, o remedios naturales como el eucalipto, el tomillo, el ajo o la miel.

Dolencias cardiovasculares

Las dolencias cardiovasculares son aquellas que afectan al corazón y a los vasos sanguíneos, que se encargan de bombear y transportar la sangre por todo el cuerpo. Pueden deberse a causas genéticas, congénitas, infecciosas, inflamatorias o degenerativas, pero también a factores de riesgo modificables, como el tabaquismo, el colesterol, la hipertensión, la diabetes, el sobrepeso, el sedentarismo o el estrés. Algunos ejemplos de dolencias cardiovasculares son:

  • Angina de pecho: dolor en el pecho, que puede irradiarse al brazo, el cuello o la mandíbula, causado por una disminución del flujo sanguíneo al corazón. Suele ocurrir cuando el corazón necesita más oxígeno, como durante el ejercicio, el estrés o el frío, y se alivia con el reposo o los nitratos.
  • Infarto de miocardio: muerte de una parte del músculo cardíaco, debido a la obstrucción de una arteria coronaria por un coágulo de sangre. Se produce un dolor intenso y prolongado en el pecho, que puede acompañarse de sudoración, palidez, náuseas, vómitos, dificultad para respirar o pérdida de conciencia. Es una urgencia médica que requiere atención inmediata.
  • Accidente cerebrovascular: alteración del flujo sanguíneo al cerebro, que puede ser por una obstrucción (isquémico) o una rotura (hemorrágico) de una arteria cerebral. Se produce una pérdida de funciones neurológicas, como la movilidad, el habla, la visión o la sensibilidad, que puede ser temporal (transitorio) o permanente (infarto). Es una emergencia médica que requiere atención inmediata.

Para prevenir las dolencias cardiovasculares, es importante controlar los factores de riesgo modificables, como el colesterol, la presión arterial, el azúcar, el peso, el tabaco, el alcohol, el estrés y el sedentarismo, y adoptar hábitos de vida saludables, como una dieta mediterránea, rica en frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, pescado, aceite de oliva y frutos secos, hacer ejercicio físico moderado y regular, dormir bien y relajarse. Para tratarlas, se pueden utilizar medicamentos como los antihipertensivos, los antiagregantes, los anticoagulantes, los betabloqueantes o los estatinas, o procedimientos como la angioplastia, el bypass o el marcapasos.

Dolencias neurológicas

Las dolencias neurológicas son aquellas que afectan al sistema nervioso, que se encarga de transmitir y procesar la información entre el cerebro y el resto del cuerpo. Pueden deberse a causas genéticas, congénitas, infecciosas, inflamatorias, degenerativas, traumáticas, tumorales o vasculares. Algunos ejemplos de dolencias neurológicas son:

  • Migraña: dolor de cabeza intenso y pulsátil, que suele afectar a un solo lado de la cabeza, y que puede ir acompañado de náuseas, vómitos, sensibilidad a la luz o al sonido, o alteraciones visuales. Puede estar provocada por factores hormonales, alimentarios, ambientales o emocionales, y suele durar entre 4 y 72 horas.
  • Epilepsia: trastorno crónico que se caracteriza por la aparición de crisis epilépticas, que son episodios de actividad eléctrica anormal en el cerebro, que provocan convulsiones, pérdida de conciencia, movimientos involuntarios o alteraciones sensoriales. Puede tener diferentes causas, como lesiones cerebrales, infecciones, tumores, accidentes cerebrovasculares o factores genéticos.
  • Alzheimer: enfermedad degenerativa que afecta a las células nerviosas del cerebro, provocando su deterioro y muerte. Se produce una pérdida progresiva de la memoria, el lenguaje, el razonamiento, la orientación, la personalidad y las habilidades cotidianas. Es la causa más frecuente de demencia en las personas mayores, y no tiene cura.

Para prevenir las dolencias neurológicas, es importante cuidar la salud cerebral, estimulando la mente con actividades intelectuales, sociales y creativas, evitando el consumo de alcohol, tabaco y drogas, protegiendo la cabeza de posibles golpes o traumatismos, y controlando los factores de riesgo vascular, como la hipertensión, la diabetes o el colesterol. Para tratarlas, se pueden utilizar medicamentos como los analgésicos, los anticonvulsivos, los antidepresivos o los anticolinesterásicos, o terapias como la rehabilitación, la estimulación cognitiva, la cirugía o la estimulación cerebral profunda.

Dolencias dermatológicas

Las dolencias dermatológicas son aquellas que afectan a la piel, el órgano más extenso y visible del cuerpo, que se encarga de protegerlo de las agresiones externas, regular la temperatura, eliminar toxinas y sintetizar vitamina D. Pueden deberse a causas infecciosas, alérgicas, inflamatorias, autoinmunes, genéticas, traumáticas, tumorales o estéticas. Algunos ejemplos de dolencias dermatológicas son:

  • Acné: inflamación de las glándulas sebáceas de la piel, que producen un exceso de grasa, que se mezcla con las células muertas y las bacterias, formando comedones, espinillas o granos. Suele afectar sobre todo a la cara, el pecho y la espalda, y es más frecuente en la adolescencia, por los cambios hormonales, pero también puede aparecer en otras etapas de la vida, por el estrés, la alimentación o el uso de cosméticos.
  • Psoriasis: enfermedad crónica que se caracteriza por la aparición de placas rojas, gruesas y escamosas en la piel, que causan picor, dolor o sangrado. Puede afectar a cualquier parte del cuerpo, pero sobre todo a los codos, las rodillas, el cuero cabelludo y las uñas. Se debe a una alteración del sistema inmunitario, que acelera el ciclo de vida de las células cutáneas, y puede estar influenciada por factores genéticos, ambientales o emocionales.
  • Melanoma: tipo de cáncer de piel, que se origina en los melanocitos, las células que producen el pigmento que da color a la piel, el pelo y los ojos. Se manifiesta por la aparición de un lunar o una mancha nueva o que cambia de forma, tamaño, color o borde, que puede sangrar, picar o ulcerarse. Es el tipo de cáncer de piel más agresivo y peligroso, ya que puede diseminarse a otros órganos, y su principal factor de riesgo es la exposición excesiva al sol.

Para prevenir las dolencias dermatológicas, es importante cuidar la higiene, la hidratación y la nutrición de la piel, evitando el uso de productos irritantes, alergénicos o comedogénicos, protegiéndola del sol con cremas, sombreros y gafas, y consumiendo alimentos ricos en vitaminas, minerales, antioxidantes y ácidos grasos esenciales. Para tratarlas, se pueden utilizar medicamentos como los antibióticos, los corticoides, los antihistamínicos o los inmunosupresores, o procedimientos como la crioterapia, la fototerapia, la cirugía o la quimioterapia.

Dolencias psicológicas

Las dolencias psicológicas son aquellas que afectan a la mente, el conjunto de procesos cognitivos, emocionales y conductuales que determinan nuestra forma de pensar, sentir y actuar. Pueden deberse a causas biológicas, como alteraciones químicas o estructurales del cerebro, o a causas psicosociales, como experiencias traumáticas, conflictos personales, estrés o presión social. Algunos ejemplos de dolencias psicológicas son:

  • Depresión: trastorno del estado de ánimo, que se caracteriza por una profunda tristeza, pérdida de interés, apatía, culpa, baja autoestima, insomnio, falta de apetito, cansancio o ideas suicidas. Puede ser de origen endógeno, por un desequilibrio de los neurotransmisores, o de origen reactivo, por una situación vital negativa, como una pérdida, un fracaso o un conflicto.
  • Ansiedad: trastorno de la activación fisiológica y psicológica, que se manifiesta por una sensación de miedo, nerviosismo, preocupación, inquietud, angustia o pánico, que puede ir acompañada de síntomas como taquicardia, sudoración, temblores, dificultad para respirar, náuseas, mareos o sensación de irrealidad. Puede ser de tipo generalizado, por una anticipación excesiva de posibles amenazas, o de tipo específico, por una fobia a un objeto o situación concreta.
  • Esquizofrenia: trastorno psicótico, que se caracteriza por una alteración de la percepción, el pensamiento, el lenguaje, la emoción y la conducta, que produce una desconexión de la realidad. Se manifiesta por síntomas positivos, como alucinaciones, delirios, desorganización o agitación, y síntomas negativos, como aplanamiento afectivo, aislamiento social, pobreza de habla o falta de motivación. Se debe a una combinación de factores genéticos, ambientales y bioquímicos, y suele aparecer en la adolescencia o la juventud.

Para prevenir las dolencias psicológicas, es importante cuidar la salud mental, fomentando el autoconocimiento, la autoestima, la expresión de emociones, la comunicación, las relaciones sociales, el ocio y el sentido de la vida, evitando el consumo de alcohol, tabaco y drogas, y buscando ayuda profesional cuando se detecten signos de alerta o dificultades para afrontar los problemas. Para tratarlas, se pueden utilizar medicamentos como los antidepresivos, los ansiolíticos, los antipsicóticos o los estabilizadores del ánimo, o terapias como la psicoterapia, la terapia cognitivo-conductual, la terapia familiar o la terapia ocupacional.

Dolencias sexuales

Las dolencias sexuales son aquellas que afectan a la capacidad de disfrutar de una vida sexual plena y satisfactoria, tanto a nivel físico como psicológico. Pueden deberse a causas orgánicas, como enfermedades, lesiones, medicamentos o cambios hormonales, o a causas psicológicas, como estrés, ansiedad, depresión, miedo, culpa, vergüenza o falta de confianza. Algunos ejemplos de dolencias sexuales son:

  • Disfunción eréctil: incapacidad para conseguir o mantener una erección suficiente para tener una relación sexual. Puede estar causada por problemas vasculares, neurológicos, hormonales, anatómicos o farmacológicos, o por factores psicológicos, como ansiedad de rendimiento, baja autoestima, conflictos de pareja o traumas sexuales.
  • Anorgasmia: ausencia o dificultad para alcanzar el orgasmo, a pesar de una estimulación adecuada. Puede estar provocada por enfermedades, medicamentos, menopausia, embarazo o lactancia, o por factores psicológicos, como inhibición, falta de información, falta de comunicación, falta de deseo o problemas de pareja.
  • Vaginismo: contracción involuntaria de los músculos de la vagina, que impide o dificulta la penetración. Puede estar originada por infecciones, traumatismos, cirugías, menopausia o parto, o por factores psicológicos, como miedo, dolor, rechazo, culpa o abuso sexual.

Para prevenir las dolencias sexuales, es importante cuidar la salud física y mental, realizando revisiones médicas periódicas, evitando el consumo de alcohol, tabaco y drogas, y tratando las posibles enfermedades o trastornos que puedan afectar a la sexualidad, así como la salud emocional y relacional, fomentando el autoconocimiento, el deseo, la comunicación, la confianza, el respeto y el placer, y evitando el estrés, la ansiedad, la depresión o los conflictos. Para tratarlas, se pueden utilizar medicamentos como los inhibidores de la fosfodiesterasa, los estrógenos, los progestágenos o la testosterona, o terapias como la terapia sexual, la terapia de pareja, la terapia cognitivo-conductual o la terapia psicoanalítica.

Dolencias ginecológicas

Las dolencias ginecológicas son aquellas que afectan al aparato reproductor femenino, que se compone de los ovarios, las trompas de Falopio, el útero, el cuello uterino, la vagina y la vulva. Pueden deberse a causas infecciosas, inflamatorias, hormonales, tumorales o congénitas. Algunos ejemplos de dolencias ginecológicas son:

  • Candidiasis: infección por el hongo Candida albicans, que provoca un flujo vaginal blanco, espeso y grumoso, acompañado de picor, ardor, enrojecimiento e irritación de la vulva y la vagina. Puede estar favorecida por el uso de antibióticos, anticonceptivos, ropa ajustada o húmeda, o por el embarazo, la diabetes o el estrés.
  • Endometriosis: crecimiento anormal del tejido endometrial, que recubre el interior del útero, fuera de su lugar, como en los ovarios, las trompas, el peritoneo o la vejiga. Se produce un sangrado menstrual abundante y doloroso, que puede ir acompañado de dolor pélvico, dolor al orinar, dolor al defecar o dolor durante las relaciones sexuales. Puede causar infertilidad o complicaciones en el embarazo.
  • Fibromas: tumores benignos que se forman en el músculo uterino, y que pueden variar en tamaño, número y localización. Pueden ser asintomáticos o provocar sangrado menstrual abundante y prolongado, dolor pélvico, presión en la vejiga o el recto, dificultad para orinar o defecar, o problemas para concebir o mantener el embarazo. Pueden estar relacionados con factores genéticos, hormonales o ambientales.

Para prevenir las dolencias ginecológicas, es importante mantener una buena higiene íntima, evitando el uso de productos irritantes, perfumados o alergénicos, usar ropa interior de algodón, cambiar con frecuencia los tampones o las compresas, orinar después de las relaciones sexuales, usar preservativos para evitar las infecciones de transmisión sexual, realizarse revisiones ginecológicas periódicas, incluyendo la citología y la mamografía, y controlar los factores de riesgo, como el sobrepeso, el tabaquismo o el estrés. Para tratarlas, se pueden utilizar medicamentos como los antifúngicos, los antiinflamatorios, los anticonceptivos o los análogos de la GnRH, o procedimientos como la cirugía, la embolización, la ablación o la histerectomía.

Dolencias infecciosas

Las dolencias infecciosas son aquellas que se producen por la invasión y multiplicación de microorganismos patógenos en el organismo, como bacterias, virus, hongos o parásitos, que alteran el funcionamiento normal de los tejidos y órganos, y provocan una respuesta del sistema inmunitario, que intenta eliminarlos. Pueden transmitirse por el aire, el agua, los alimentos, el contacto directo o indirecto, o por vectores, como los insectos. Algunos ejemplos de dolencias infecciosas son:

  • Gripe: infección viral de las vías respiratorias, que se caracteriza por fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, dolor muscular, tos, estornudos, congestión nasal, dolor de garganta o malestar general. Se transmite por las gotitas de saliva que se expulsan al hablar, toser o estornudar, o por el contacto con superficies contaminadas. Suele durar entre una y dos semanas, y se puede prevenir con la vacunación anual.
  • Hepatitis: inflamación del hígado, que puede estar causada por diferentes virus, como el A, el B, el C, el D o el E, o por otras causas, como el alcohol, los medicamentos, las toxinas o las enfermedades autoinmunes. Se manifiesta por ictericia, coloración amarillenta de la piel y las mucosas, orina oscura, heces claras, dolor abdominal, náuseas, vómitos, pérdida de apetito o cansancio. Se puede transmitir por vía fecal-oral, por contacto sexual, por transfusión sanguínea o por uso de agujas contaminadas.
  • Sida: síndrome de inmunodeficiencia adquirida, que se produce por la infección del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), que ataca y destruye las células del sistema inmunitario, dejando al organismo vulnerable a otras infecciones y enfermedades oportunistas. Se manifiesta por síntomas como fiebre, sudoración, pérdida de peso, diarrea, candidiasis, tuberculosis, neumonía, sarcoma de Kaposi o demencia. Se puede transmitir por vía sexual, sanguínea o materno-fetal, y se puede prevenir con el uso de preservativos, jeringas desechables, pruebas de detección y tratamiento antirretroviral.

Para prevenir las dolencias infecciosas, es importante reforzar el sistema inmunitario, llevando una alimentación sana y equilibrada, rica en vitaminas, minerales, antioxidantes y probióticos, haciendo ejercicio físico moderado y regular, durmiendo bien y evitando el estrés, el tabaco y el alcohol, y protegerse de los agentes infecciosos, lavándose las manos con frecuencia, evitando el contacto con personas enfermas, vacunándose contra las enfermedades prevenibles, hirviendo o filtrando el agua, cocinando bien los alimentos, y usando medidas de barrera, como los preservativos o los repelentes de insectos. Para tratarlas, se pueden utilizar medicamentos como los antibióticos, los antivirales, los antifúngicos o los antiparasitarios, o terapias como la inmunoterapia, la transfusión o el trasplante.

Dolencias alérgicas

Las dolencias alérgicas son aquellas que se producen por una reacción exagerada del sistema inmunitario ante una sustancia extraña, llamada alérgeno, que normalmente es inocua para la mayoría de las personas, pero que en algunas provoca una respuesta inflamatoria, que puede afectar a diferentes órganos o sistemas. Pueden deberse a causas genéticas, ambientales o alimentarias. Algunos ejemplos de dolencias alérgicas son:

  • Rinitis alérgica: inflamación de la mucosa nasal, que se produce por la inhalación de alérgenos, como el polen, el polvo, los ácaros o los animales. Se manifiesta por estornudos, picor, secreción o congestión nasal, que puede ir acompañada de conjuntivitis, asma o sinusitis. Suele ser estacional o perenne, según el tipo de alérgeno.
  • Dermatitis atópica: inflamación crónica de la piel, que se produce por una alteración de la barrera cutánea y una respuesta inmunitaria anormal. Se manifiesta por enrojecimiento, sequedad, descamación, picor o eccemas, que pueden infectarse o sangrar. Suele afectar sobre todo a los pliegues de los codos, las rodillas, el cuello y las manos, y puede estar relacionada con alérgenos, irritantes, estrés o cambios de temperatura.
  • Anafilaxia: reacción alérgica grave y potencialmente mortal, que se produce por la exposición a un alérgeno, como un alimento, un medicamento, una picadura o una inyección. Se manifiesta por una caída de la presión arterial, dificultad para respirar, urticaria, angioedema, náuseas, vómitos, diarrea o pérdida de conciencia. Es una emergencia médica que requiere atención inmediata y administración de adrenalina.

Para prevenir las dolencias alérgicas, es importante identificar y evitar el contacto con los alérgenos que las provocan, mediante pruebas cutáneas o de sangre, y seguir las recomendaciones del alergólogo, como el uso de filtros, fundas, humidificadores o deshumidificadores, el lavado frecuente de la ropa de cama, el aseo de las mascotas, el control de la dieta o la inmunoterapia. Para tratarlas, se pueden utilizar medicamentos como los antihistamínicos, los corticoides, los broncodilatadores o los epinefrina, o remedios naturales como la manzanilla, el aloe vera, la caléndula o la equinácea.

Dolencias autoinmunes

Las dolencias autoinmunes son aquellas que se producen por un fallo del sistema inmunitario, que reconoce como extrañas y ataca a las propias células, tejidos u órganos del organismo, provocando una inflamación crónica y daños irreversibles. Pueden deberse a causas genéticas, hormonales, infecciosas o ambientales. Algunos ejemplos de dolencias autoinmunes son:

  • Lupus eritematoso sistémico: enfermedad crónica que afecta a diferentes órganos y sistemas, como la piel, las articulaciones, los riñones, el corazón, los pulmones, el cerebro o la sangre. Se manifiesta por síntomas como fatiga, fiebre, dolor articular, erupción en forma de mariposa en las mejillas y la nariz, fotosensibilidad, úlceras bucales, caída del cabello, anemia, trombosis o convulsiones. Puede estar desencadenada por factores hormonales, infecciosos, medicamentosos o solares.
  • Diabetes tipo 1: enfermedad crónica que se caracteriza por la destrucción de las células beta del páncreas, que producen la insulina, la hormona que regula el nivel de glucosa en la sangre. Se produce una elevación de la glucosa en la sangre, que provoca síntomas como sed, hambre, orina frecuente, pérdida de peso, visión borrosa, infecciones o cetoacidosis. Se debe a una combinación de factores genéticos, ambientales e infecciosos, y se trata con la administración de insulina.
  • Esclerosis múltiple: enfermedad crónica que afecta al sistema nervioso central, que se compone del cerebro y la médula espinal. Se produce una destrucción de la mielina, la capa que recubre y protege los nervios, lo que impide la transmisión de los impulsos nerviosos. Se manifiesta por síntomas como debilidad, entumecimiento, temblor, espasmo, incontinencia, disfunción sexual, alteraciones visuales, cognitivas o emocionales. Se debe a una combinación de factores genéticos, ambientales y virales, y se trata con medicamentos que modifican el curso de la enfermedad, controlan los brotes o alivian los síntomas.

Para prevenir las dolencias autoinmunes, es importante cuidar el sistema inmunitario, evitando el estrés, el tabaco, el alcohol y las infecciones, y llevando una alimentación sana y equilibrada, rica en ácidos grasos omega-3, antioxidantes y probióticos, y pobre en gluten, lácteos, azúcar y grasas saturadas. Para tratarlas, se pueden utilizar medicamentos como los antiinflamatorios, los inmunosupresores, los biológicos o los sustitutivos, o terapias como la fisioterapia, la rehabilitación, la psicoterapia o la educación sanitaria.

Dolencias genéticas

Las dolencias genéticas son aquellas que se producen por una alteración o mutación en uno o más genes, que son las unidades de información que determinan las características hereditarias de los seres vivos. Pueden deberse a causas hereditarias, es decir, que se transmiten de padres a hijos, o a causas esporádicas, es decir, que ocurren por un error en la división celular o por la exposición a agentes externos, como radiaciones, virus o químicos. Algunos ejemplos de dolencias genéticas son:

  • Síndrome de Down: trastorno cromosómico, que se produce por la presencia de un cromosoma extra en el par 21, lo que da lugar a un total de 47 cromosomas en lugar de 46. Se manifiesta por rasgos físicos característicos, como ojos almendrados, nariz achatada, orejas pequeñas, lengua grande o baja estatura, y por un grado variable de discapacidad intelectual, que puede ir acompañada de problemas de salud, como cardiopatías, hipotiroidismo, leucemia o alzhéimer. Puede estar causado por una no disyunción meiótica, una translocación o un mosaicismo.
  • Fibrosis quística: enfermedad hereditaria, que se produce por una mutación en el gen CFTR, que codifica una proteína que regula el transporte de cloro y agua a través de las membranas celulares. Se produce una acumulación de moco espeso y pegajoso en las vías respiratorias, el páncreas, el hígado, el intestino y las glándulas sexuales, lo que provoca infecciones pulmonares, insuficiencia pancreática, infertilidad o cirrosis. Se hereda de forma autosómica recesiva, es decir, que se necesita heredar una copia defectuosa del gen de cada progenitor.
  • Hemofilia: trastorno de la coagulación, que se produce por una deficiencia o ausencia de uno de los factores que intervienen en el proceso de formación de los coágulos, lo que provoca una tendencia a sangrar de forma excesiva y prolongada, tanto externa como internamente. Puede ser de tipo A, por falta del factor VIII, o de tipo B, por falta del factor IX, y se hereda de forma ligada al cromosoma X, es decir, que se transmite de madres portadoras a hijos varones.

Para prevenir las dolencias genéticas, es importante conocer el historial familiar, realizar pruebas genéticas prenatales o preimplantacionales, evitar la exposición a agentes mutagénicos, como radiaciones, virus o químicos, y asesorarse por un especialista en genética médica. Para tratarlas, se pueden utilizar medicamentos como los antibióticos, los enzimas, los suplementos o los factores de coagulación, o terapias como la fisioterapia, la nutrición, la educación especial o la terapia génica.

Dolencias degenerativas

Las dolencias degenerativas son aquellas que se producen por el deterioro progresivo e irreversible de las células, tejidos u órganos, que pierden su función normal y su capacidad de regeneración. Pueden deberse a causas genéticas, ambientales, metabólicas, inmunológicas o vasculares. Algunos ejemplos de dolencias degenerativas son:

  • Artritis reumatoide: enfermedad crónica que afecta a las articulaciones, que se inflaman y se deforman, provocando dolor, rigidez, limitación de movimiento y discapacidad. Puede afectar también a otros órganos, como la piel, los ojos, el corazón, los pulmones o los riñones. Se debe a una alteración del sistema inmunitario, que ataca al tejido sinovial, que recubre y lubrica las articulaciones, y puede estar influenciada por factores genéticos, hormonales, infecciosos o ambientales.
  • Osteoporosis: enfermedad que se caracteriza por una disminución de la densidad y la calidad del hueso, que se vuelve más frágil y propenso a fracturarse. Puede afectar a cualquier hueso, pero sobre todo a la columna, la cadera y la muñeca. Se debe a un desequilibrio entre la formación y la destrucción del hueso, y puede estar relacionada con factores como la edad, el sexo, la raza, la menopausia, el tabaquismo, el alcoholismo, la dieta, el ejercicio o el uso de corticoides.
  • Parkinson: enfermedad que afecta al sistema nervioso central, que se encarga de controlar el movimiento y el equilibrio. Se produce una degeneración de las neuronas que producen dopamina, un neurotransmisor que regula la actividad motora. Se manifiesta por síntomas como temblor, rigidez, lentitud, inestabilidad, alteraciones de la voz, de la escritura, de la expresión facial o de la deglución. Se debe a una combinación de factores genéticos, ambientales y bioquímicos, y no tiene cura.

Para prevenir las dolencias degenerativas, es importante cuidar la salud de los órganos y sistemas que se ven afectados, evitando el tabaco, el alcohol y las drogas, controlando el peso, el colesterol, la presión arterial y el azúcar, y llevando una alimentación sana y equilibrada, rica en calcio, vitamina D, antioxidantes y ácidos grasos omega-3, y haciendo ejercicio físico moderado y regular, que mejore la fuerza, la flexibilidad, la coordinación y el equilibrio. Para tratarlas, se pueden utilizar medicamentos como los antiinflamatorios, los analgésicos, los bifosfonatos, los antiparkinsonianos o los neuromoduladores, o terapias como la fisioterapia, la rehabilitación, la cirugía o la estimulación cerebral profunda.

Dolencias traumáticas

Las dolencias traumáticas son aquellas que se producen por una lesión o daño físico causado por un agente externo, como un golpe, una caída, un corte, una quemadura, una mordedura o una herida de bala. Pueden afectar a diferentes partes del cuerpo, como la piel, los músculos, los huesos, los nervios, los vasos sanguíneos o los órganos internos. Algunos ejemplos de dolencias traumáticas son:

  • Contusión: lesión de los tejidos blandos, que se produce por un golpe o una presión, sin que haya rotura de la piel. Se manifiesta por dolor, inflamación, hematoma o equimosis, que es la extravasación de sangre bajo la piel. Puede ser leve, moderada o grave, según la profundidad y la extensión de la lesión, y puede afectar a diferentes partes del cuerpo, como el ojo, el pecho, el abdomen o el riñón.
  • Fractura: ruptura o fisura de un hueso, que se produce por un traumatismo, una caída, una torsión o una sobrecarga. Se manifiesta por dolor intenso, deformidad, inflamación, hematoma, impotencia funcional o crepitación, que es el sonido que produce el roce de los fragmentos óseos. Puede ser cerrada, si no hay comunicación con el exterior, o abierta, si hay herida en la piel, y puede afectar a diferentes huesos, como el cráneo, la clavícula, el fémur o el tobillo.
  • Conmoción cerebral: lesión del cerebro, que se produce por un golpe en la cabeza, que provoca una alteración transitoria de la conciencia, la memoria o la orientación. Se manifiesta por síntomas como dolor de cabeza, náuseas, vómitos, mareos, confusión, somnolencia o amnesia. Puede ser leve, moderada o grave, según la duración y la intensidad de los síntomas, y puede tener complicaciones, como hemorragia, edema o epilepsia.

Para prevenir las dolencias traumáticas, es importante evitar las situaciones de riesgo, como las peleas, las caídas, los accidentes o las agresiones, y usar medidas de protección, como los cascos, los cinturones, los guantes o los vendajes. Para tratarlas, se pueden utilizar medicamentos como los analgésicos, los antiinflamatorios, los antibióticos o los antitetánicos, o procedimientos como la limpieza, la sutura, la inmovilización, la reducción o la cirugía.

Dolencias neoplásicas

Las dolencias neoplásicas son aquellas que se producen por el crecimiento anormal y descontrolado de las células, que forman masas o tumores, que pueden ser benignos o malignos. Los tumores benignos son aquellos que no invaden ni destruyen los tejidos circundantes, ni se diseminan a otras partes del cuerpo, y suelen ser de fácil extirpación. Los tumores malignos son aquellos que invaden y destruyen los tejidos circundantes, y se diseminan a otras partes del cuerpo, formando metástasis, y suelen ser de difícil tratamiento. Algunos ejemplos de dolencias neoplásicas son:

  • Cáncer de mama: tumor maligno que se origina en las células de las glándulas mamarias o de los conductos que las conectan con el pezón. Se manifiesta por la aparición de un bulto o una masa en la mama, que puede ir acompañado de cambios en la forma, el tamaño, el color o la textura de la piel o el pezón, secreción, retracción o ulceración del pezón, o inflamación o dolor en la axila. Puede estar relacionado con factores como la edad, los antecedentes familiares, los ciclos menstruales, el embarazo, la lactancia, la menopausia, la obesidad, el alcohol o la radiación.
  • Cáncer de colon: tumor maligno que se origina en las células del revestimiento interno del colon o del recto, que son las partes finales del intestino grueso. Se manifiesta por síntomas como cambios en el hábito intestinal, sangre en las heces, dolor abdominal, pérdida de peso, anemia o fatiga. Puede estar relacionado con factores como la edad, los antecedentes familiares, los pólipos, la dieta, el tabaquismo, el alcohol o la inactividad física.
  • Cáncer de pulmón: tumor maligno que se origina en las células de los bronquios o de los alvéolos, que son las estructuras que forman los pulmones. Se manifiesta por síntomas como tos, expectoración, hemoptisis, disnea, dolor torácico, pérdida de peso, anorexia o astenia. Puede estar relacionado con factores como el tabaquismo, el humo, el asbesto, el radón o la contaminación.

Para prevenir las dolencias neoplásicas, es importante evitar los factores de riesgo, como el tabaco, el alcohol, las drogas, las radiaciones, los agentes químicos o las infecciones, y adoptar hábitos de vida saludables, como una dieta rica en frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, pescado y frutos secos, y pobre en carnes rojas, embutidos, grasas saturadas y azúcares, hacer ejercicio físico moderado y regular, mantener un peso adecuado, y realizarse revisiones médicas periódicas, incluyendo las pruebas de detección precoz, como la mamografía, la colonoscopia o la citología. Para tratarlas, se pueden utilizar medicamentos como la quimioterapia, la hormonoterapia o la inmunoterapia, o procedimientos como la cirugía, la radioterapia o la terapia dirigida.

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